La judoca es una de las mejores del país, hecho que le posibilitó ser incluida en el programa Santa Fe más Deporte, que le aporta una serie de ayudas importantes para su proyección deportiva.
Redacción de El Litoral
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El 2010 ha sido un año importante para aquellos deportistas que nos representan internacionalmente, porque han sido creados varios programas que los benefician en forma directa, y le permitirán focalizarse en la preparación para los grandes eventos que se avecinan. La judoca Samantha Da Cunha Kessler está entre ese grupo de atletas, de hecho ya está clasificada para integrar el equipo nacional que participará en los Panamericanos de Guadalajara del próximo año.
La deportista dialogó con El Litoral sobre su particular historia: nació en nuestro país, se radicó en Brasil durante un tiempo prolongado de su juventud, hecho que le permitió conocer cómo es tratado el deportista de alto rendimiento, para finalmente regresar y seguir desarrollándose como atleta en nuestro país.
A partir de su inclusión en el programa Santa Fe más Deporte, que la acompañará hasta su posible clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, le pedimos que nos haga una comparación de los dos países respecto de los programas existentes que benefician a los deportistas de elite.
—¿Cómo es tu historia de vida?
—Mi papá era miembro del seleccionado de atletismo de Brasil y mi mamá -argentina- jueza en este deporte. En oportunidad de un torneo se conocieron y él decidió venir a vivir acá, donde nací yo y mis hermanas. Cuando tenía 8 años me fui para Brasil, o sea que estuve aproximadamente 10 años viviendo allá, donde comencé a practicar judo. Finalmente, por problemas de salud de mi abuela, mi mamá se volvió y posteriormente terminamos volviendo todos porque nos extrañábamos.
—¿Cuándo empezaste con el judo?
—Empecé a los 16 años. Cuando volví hacía atletismo, y en ese momento pedí que me den el pase, pero no me lo dieron, entonces empecé nuevamente con el judo, como hobby, y fue todo muy rápido y sin darme cuenta gané varios torneos y me citaron a la selección nacional. Con los resultados y el apoyo que encontré en este deporte, decidí dejar el atletismo.
—¿Se puede comparar el judo de Brasil con el nuestro?
—Brasil está adelantado mil años luz respecto de nosotros, principalmente porque nuestra política deportiva es distinta: allá el apoyo de las empresas es diferente porque cuanto más ayudan a los atletas, pagan menos impuestos, y por ende hay muchas empresas interesadas en los atletas y eso da como resultado que muchos cobren un sueldo. Es más, si no estoy mal informada, creo que se decretó una jubilación para el deportista, para que se dedique sin preocupaciones.
—¿Cómo hacemos para competir con ellos?
—Creo que Argentina, aun con todas las contras que tiene en materia de apoyos, va bien encaminada. Además, pienso que nosotros los argentinos defendemos más la camiseta que ellos, ya que muchos se dedican y lo hacen por la plata y no por amor al deporte, que es lo que a nosotros nos sobra. Al haber tanto apoyo económico, los deportistas entran por el dinero y no para defender la bandera.
Cuestión de apoyo
—¿Se sienten un poco desprotegidos los atletas amateurs?
—Sacando los deportes más populares, los demás estamos olvidados. En el nuestro, se recuerda la medalla de bronce de Paula Paretto en Beijing 2008. Por eso, este incentivo viene bien ya que demasiados deportistas al enfrentarse a las situaciones económicas conocidas dejan la actividad.
—¿Tu opinión sobre el Programa Santa Fe más Deporte?
—Me pareció bárbaro cuando mi entrenador me dijo que íbamos a recibir una beca de la Provincia; en realidad, es un apoyo increíble. Con ese dinero pagué prácticamente todos los gastos de los viajes que tuve que hacer este año, como por ejemplo un campus de entrenamiento de diez días que tuve en Brasil, que fue esencial para mi capacitación y aprendizaje. Ese aporte ayuda para abocarse más al deporte y no tenés que estar trabajando para cubrir los gastos; nos viene maravillosamente bien por ser un deporte amateur.
Del mismo modo, la atención médica y la obra social son importantes; nosotros como atletas siempre tenemos esas necesidades básicas, porque el judo es un deporte de contacto. Siempre te lastimás, hay lesiones leves y graves, y la mayoría de las veces uno no puede salir de esos percances. En Argentina, sin obra social demorás un montón para que te atiendan, no tenés accesos a cirugías, y por eso viene bárbaro para cualquier atleta.
—¿Qué propondrías al programa que no tiene ahora?
—Me gustaría que mejore el tema de los viáticos. Y para cada deporte estaría bueno que nos den la indumentaria. Otra de las cuestiones es el tema de la obra social, ya que tenés que irte a Rosario; me gustaría que haya prestaciones en nuestra ciudad.
—¿Este aporte te es suficiente?
—Haber vivido en Brasil durante casi una década me posibilitó hablar bien el idioma y dar clases de portugués; me gusta también la gastronomía, así que preparo comidas típicas brasileñas y las vendo; si no, no me da el presupuesto.
—¿Cómo es tu rutina de entrenamiento?
—Entreno doble turno: por la mañana la parte física, es decir, correr, saltar, hacer pesas, y por la tarde-noche voy al Centro Nacional de Lucha, donde practico dos horas y media lo que es mi deporte.
—¿Cómo ves tu futuro?
—No lo quiero pensar ahora, porque estoy muy acelerada con todos los logros que obtuve este año, como por ejemplo clasificar para los Juegos Panamericanos. Me veo en las Olimpíadas, y creo que con determinación en cada lucha puedo llegar a tener un buen desempeño.
Pienso que nosotros, los argentinos, defendemos más la camiseta que los brasileños, ya que muchos se dedican y lo hacen por la plata y no por amor al deporte, que es lo que a nosotros nos sobra”.
Samantha Da Cunha
Judoca